Monday, December 18, 2006

¡Quiero UN BUEN trabajo!

Sam Bicke (Sean Penn) es un vendedor de muebles que se considera a sí mismo un granito de arena: uno perteneciente a la enorme playa compuesta por otros 210 millones de granos de arena llamada Norteamérica; un insignificante gramo de la billonaria playa denominada Tierra. Para el mundo, él no es nadie. Pero es ese mismo pesimismo lo que le hace pensar en una solución. Bicke tiene un plan que, resulte o no, le hará ser recordado para siempre, porque, según sus palabras - dirigidas a quien admira, Leonard Bernstein - "un hombre sólo es recordado por sus actos".

La película de Niels Mueller, seleccionada para el festival de Cannes del 2004, tiene un contexto muy apropiado para el discurso de Bicke. Nos encontramos en el segundo período del presidente Richard Nixon, en vías del destape político que le valió su retiro, quiero decir, el escándalo Watergate. El inconformismo del protagonista aumenta con la figura de un mandatario que "le vendió la misma pomada a todo un país, dos veces consecutivas". "Ése sí que es un buen vendedor", le dice su jefe a Bicke.

"Recuerda que el poder es un estado de ánimo. Tienes tanto como crees tener". El problema es que Sam Bicke no quiere convertirse en el empleado superventas del mes, sino que quiere hacer su trabajo correcta y francamente, sin mentiras que aumenten el excedente.

Aquí viene la denuncia propuesta por el filme. "The salesman who believes is the salesman who receives". Aquél slogan capitalista enmarcado por el jefe de Sam Bicke sí que sirve, pero no para este hombre, quien, cueste lo que cueste, busca hacer respetar sus derechos de empleado. Esta convicción choca con los intereses de su casi perdida esposa (Naomi Watts), quien contínuamente ha soportado los caprichos de su marido por conseguir un trabajo donde lo respeten.

A la trama se adhieren personajes secundarios, pero de suma importancia: el compositor contemporáneo Leonard Bernstein (a quien ya mencioné) quien tiene la particularidad de no aparecer en carne y hueso pero sí en la mente de Bicke; el amigo negro (Don Cheadle) que representa al empleado sumiso al sistema, y, por último, el líder del gremio Black Panters, un grupo de color anti-sistema, que busca mejorar la condición de su raza en norteamérica. La importancia que tienen los black panters con el protagonista es que ahí es donde se comprueba la pasión que éste tiene por luchar por los derechos laborales.

La historia - basada en hechos reales - avanza a paso de reloj- bomba, como si la mente de Bicke fuera a estallar en cualquier instante. Pero es ese monólogo en off dirigido a Bernstein, lo que calma las pasiones del ambiente.

Si bien, el descenlace puede resultar predecible, es necesario que lo sea, de lo contrario sería muy difícil comprender las acciones y reacciones de este disconforme sujeto. En el centro del filme, el jefe de Bicke le menciona una regla - que suena a refrán - imprescindible para cualquier hombre que quiera ser buen vendedor: "Always give a dog a good name". Según mi estupendo inglés, esto quiere decir algo como "estima a las personas como se debe". Y claramente Sam Bicke fue un hombre subestimado.

OJO con el tributo a Taxi Driver, haber si lo descubren.

TRAILER "THE ASSASSINATION OF RICHARD NIXON"

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