Tuesday, December 19, 2006

...y ya no se necesitan novelas

Por fin pude ver la adaptación al cine del grandioso videojuego Silent Hill, y la verdad es que no me decepcionó tanto como lo esperaba. Es que la ambientación está tan bien hecha, que opaca cualquier intento de trama - en este caso -adaptación de una saga de juegos de Playstation.

Para los que desconocen la historia, se trata del misterioso y bizarro viaje que emprende una madre (en el juego es un padre) en busca de su hija, por los parajes de un pueblo fantasmal llamado Silent Hill. El pueblo, invadido por una cegante neblina, a simple vista parece despoblado e inofensivo, pero cuando suenan las campanas de la iglesia, la oscuridad invade hasta el alma de los presentes.


De la saga de juegos yo sólo jugué el primero, para la consola Playstation, y, cagado de miedo, lo logré dar vuelta. Igual pedí ayuda a algunos amigos en acertijos que eran muy difíciles, pero lo otro fue de mi parte. Los demás juegos los vi en la casa de un amigo, y cada vez se veían mejores que las entregas anteriores, pero la trama se alejaba mucho a lo en un principio fue un pueblo fantasma. De hecho, si ven el video de toda la saga Silent Hil (que está en abajo, en este post) se darán cuenta que el último volumen, The Room, en un principio no iba dirigido a convertirse en la cuarta entrega.


De la película no hay mucho que hablar. No tiene la paranormal e inexplicativa presencia del mal que el juego posee. Aquí el diablo es la causa aparente de todos los desastres que han ocurrido en Silent Hill, desde que conocemos a esta agrupación que se refugia en una Iglesia. En cambio, en el juego, no es hasta el final que el diablo mete su cola dentro de la historia. Otra cosa. Está claro que cuando uno mueve a un personaje como en el juego, sin saber qué le espera, el suspenso es mucho mayor, que cuando le entregan una historia amoldada en 2 horas donde el tiempo para especular sobra. Pero, dentro de las limitantes que el cine tiene, y considerando que Silent Hill es uno de los videojuegos más terroríficos (después de Clock Tower), su adaptación cumple el objetivo de entretener (no sé si de asustar).

Lo que podría haber sido mejor aprovechado eran los momentos en que el lado oscuro invadía Silent Hill. Tomando en cuenta que la película la vi on audífonos a full, cuando la cosa se podría haber puesto de miedo (para tener que sacarme los audífonos) el ritmo del filme perdía rapidez, centrándose en describir criaturas horribles pero carentes de importancia. El único monstruo que valía la pena era el cabeza de pirámide (presente en el juego Silent Hill 2). VER VIDEO ABAJO.


Finalmente les dejo en la Radio Blog de su derecha la música de la película, que consiste en variaciones del mismo soundtrack de los juegos. Y aquí abajo, algunos videos interesantes.


Silent Hill (Movie Trailer)



Ojo con esta escena del cabeza de pirámide (censurada en YouTube)



Silent Hill Saga

Monday, December 18, 2006

¡Quiero UN BUEN trabajo!

Sam Bicke (Sean Penn) es un vendedor de muebles que se considera a sí mismo un granito de arena: uno perteneciente a la enorme playa compuesta por otros 210 millones de granos de arena llamada Norteamérica; un insignificante gramo de la billonaria playa denominada Tierra. Para el mundo, él no es nadie. Pero es ese mismo pesimismo lo que le hace pensar en una solución. Bicke tiene un plan que, resulte o no, le hará ser recordado para siempre, porque, según sus palabras - dirigidas a quien admira, Leonard Bernstein - "un hombre sólo es recordado por sus actos".

La película de Niels Mueller, seleccionada para el festival de Cannes del 2004, tiene un contexto muy apropiado para el discurso de Bicke. Nos encontramos en el segundo período del presidente Richard Nixon, en vías del destape político que le valió su retiro, quiero decir, el escándalo Watergate. El inconformismo del protagonista aumenta con la figura de un mandatario que "le vendió la misma pomada a todo un país, dos veces consecutivas". "Ése sí que es un buen vendedor", le dice su jefe a Bicke.

"Recuerda que el poder es un estado de ánimo. Tienes tanto como crees tener". El problema es que Sam Bicke no quiere convertirse en el empleado superventas del mes, sino que quiere hacer su trabajo correcta y francamente, sin mentiras que aumenten el excedente.

Aquí viene la denuncia propuesta por el filme. "The salesman who believes is the salesman who receives". Aquél slogan capitalista enmarcado por el jefe de Sam Bicke sí que sirve, pero no para este hombre, quien, cueste lo que cueste, busca hacer respetar sus derechos de empleado. Esta convicción choca con los intereses de su casi perdida esposa (Naomi Watts), quien contínuamente ha soportado los caprichos de su marido por conseguir un trabajo donde lo respeten.

A la trama se adhieren personajes secundarios, pero de suma importancia: el compositor contemporáneo Leonard Bernstein (a quien ya mencioné) quien tiene la particularidad de no aparecer en carne y hueso pero sí en la mente de Bicke; el amigo negro (Don Cheadle) que representa al empleado sumiso al sistema, y, por último, el líder del gremio Black Panters, un grupo de color anti-sistema, que busca mejorar la condición de su raza en norteamérica. La importancia que tienen los black panters con el protagonista es que ahí es donde se comprueba la pasión que éste tiene por luchar por los derechos laborales.

La historia - basada en hechos reales - avanza a paso de reloj- bomba, como si la mente de Bicke fuera a estallar en cualquier instante. Pero es ese monólogo en off dirigido a Bernstein, lo que calma las pasiones del ambiente.

Si bien, el descenlace puede resultar predecible, es necesario que lo sea, de lo contrario sería muy difícil comprender las acciones y reacciones de este disconforme sujeto. En el centro del filme, el jefe de Bicke le menciona una regla - que suena a refrán - imprescindible para cualquier hombre que quiera ser buen vendedor: "Always give a dog a good name". Según mi estupendo inglés, esto quiere decir algo como "estima a las personas como se debe". Y claramente Sam Bicke fue un hombre subestimado.

OJO con el tributo a Taxi Driver, haber si lo descubren.

TRAILER "THE ASSASSINATION OF RICHARD NIXON"

Quiero MI trabajo

Económicamente hablando, matar a la potencial competencia sería algo así como planificar una radical reforma previsional. Efectivemente, la mejor. Eliminar uno por uno a los probables contrincantes de un futuro empleo, sería una buena medida para asegurarse el futuro campo laboral.

Para el director Costa-Gavras (Missing, 1982, Amen, 2002) el tema es interesante, y polémico, como acostumbran a ser sus proyectos. Su última película, La Corporación (Le Couperet, 2005) cuenta la vida de un cesante (no confundir con desempleado) llamado Bruno Davert (interpretado por un frío y calculador José García) quien, harto de buscar un empleo digno de su CV, decide eliminar a balazos a su competencia, para asegurarse el puesto que lo devolverá a su vida normal.

Según la RAE, una de las definiciones de corporación es: Empresa, normalmente de grandes dimensiones, en especial si agrupa a otras menores. En el caso de la película, lo que Bruno Davert busca es eliminar estas empresas menores, y, si se puede, liderar el holding.

La Corporación tiene todo lo que un buen filme francés debe tener. Frialdad al máximo, humor negro, y tensión hitchcockiana. Esa que te atrapa y te hace saborear hasta la misma muerte.

Para mí, esta es una de las joyitas del año, sin competencia ni cagando. Más recomendable que The Assassination... y mucho mejor planeada. Para entender esto último, tendrán que ver las dos.

LE COUPERET (trailer)

Sunday, December 10, 2006

Furioso Cliché

Mi amigo Pipe acostumbra a reclamar por las traducciones al español de los filmes gringos, y razón no le falta. Acabo de ver una de las últimas películas de Sean Penn llamada originalmente (y muy original su títulación) The Assassination of Richard Nixon(2004), pero me llevé la sorpresa al tener que arrendarla. Pregunté por su nombre en inglés y nadie supo que cresta de película era. Después les conté lo poco y nada que conocía de la trama, y aún así no la conocieron. Me pasearon por todo el local hasta que di con lo que quería (dejaré en el anonimato al videoclub). Días de Furia se titulaba. Sii, así mismito como el Día de Furia de Michael Douglas (Falling Down, 1993), o como esa joya de Paul Schrader (Affliction, 1997) que también se tradujo al español como Días de Furia.
O los encargados de traducir los títulos son supertaldos o la traducción literal del inglés al español no es atractiva comercialmente. Una de dos.
En fin. Crítica en construcción....