Cortes y Tajadas

Nip Tuck tiene ese toque exquisito de originalidad: una trama dramáticamente chocante que se desenvuelve de manera minuciosa a través de cada capítulo, y que nos entrega algún pequeño mensaje al final de éste.

Nip Tuck corta con cuidadosas tajadas la vida de Sean McNamara y de Christian Troy, exitosos cirujanos plásticos que comienzan a cuestionarse el propósito de su empleo (y de pasada el de sus propias vidas), llegando a colisiones personales de alta tensión.

Impecable es el desempeño de los actores, destacando el de Joely Richardson, quien sufre más de una vez por los errores de su marido Sean.

Es una serie que satiriza acerca de la vanidad, pecado capital que le da el pan de cada día a este par de cirujanos y que se encuentra muy inserto en la sociedad actual. Es el cuerpo perfecto lo que aquellos pacientes buscan, sin darle énfasis a la personalidad, que a fin de cuentas, lleva de la mano a la exterioridad.

Por último, lo sutil de este asunto: en cada capítulo estos doctorcitos nos deleitan con una muy buena canción mientras operan a las víctimas de la vanidad.

Posible con Pop Corn

Misión Imposbile III se calienta y casi explota como un maíz a punto de ser cabrita; huele y sabe a película de acción pura pero no estalla. Nombro algunas que sí estallan: Duro de Matar, Arma Mortal, El Mariachi. Tienen eso del género de acción; tienen power.
M I 3 no es más que una producción hecha de pies a cabeza para Tom Cruise, con el objeto de resaltar su imagen y semejanza al estereotipo del galán rudo. Son 120 minutos de pasarlo bien que al otro dia se olvidan. Si me preguntan que parte me gustó del filme podría decir a duras penas que la participación de P S Hoffman, pero de lo otro, a otra cosa...
Hay que mencionar la falta de intriga que presenta esta cinta; no hay vueltas de tuerca indescifrables ni doble agentes encubiertos...no hay eso que particularizó a su progenitora: engaño y "descarados" a la vuelta de la esquina.
Sólo las cabritas la hacen digerible. Buena visualidad, buen sonido...bueno todo lo que tenga que ver con cine de propaganda.

Hunt en busca de la NOC list en la primera entrega

Porotos con Spaghetti

El kiltro callejero no tiene propósito: vaga por la urbe buscando una que otra riña. El Kiltro de Ernesto Díaz Espinosa es también un poco errático: juega y corre por caminos que rara vez le competen. Un conflicto entre clanes familiares poco creíble y dialectos orientales que sólo evocan el fanatismo de un director plenamente conocedor del cine asiático. Sin duda los paisajes estáticos proyectados en los días de reflexión en el desierto se ríen de esa ridícula pero fascinante fotografía del cine oriental de los 80-90.
A pesar de las falencias de la primera película de artes marciales chilena, se nota un aprecio por un trabajo técnicamente muy bien realizado, que denota gusto y ganas para filmar escenas de acción, donde los combos y las patadas son un festín digno de llamarse Fist of Kiltro (citando a Fist of Fury de Bruce Lee).
Y el aderezo de esta ensalada de reminiscencias es la música del Genio Morricone. En Kiltro hay una cita clave al cine western; una evocación al sonido magistral del italiano autor de las clásicas melodías que ensalzaron a los vaqueros "de spaghetti". Es el soundtrack el que hace digerible las aventuras del musculoso y testarudo Zamir (Marko Zaror).
En resumen, Kiltro es cine de género pero mal zurcido.