Wednesday, November 22, 2006

Identidades Desconocidas



Woody Allen dice sabiamente en una de sus más cinéfilas películas (La Rosa Púrpura del Cairo, 1985) que ir sólo al cine es más productivo que ir acompañado. Que así se disfruta mucho más lo que se va a ver, dejando de lado los comentarios irrelevantes y disuasivos para el desarrollo de la película.
No sé si estoy en completo acuerdo con la afirmación del director, porque siempre que voy a ver algo llamo a alguien para que me acompañe. Pero lo que sí apoyo es que ir al cine sólo no tiene nada de malo, ni de raro, ni de fome. Al contrario, creo que se piensa más sin las intervenciones del otro. Intervenciones del tipo: ¡¡¡Viste eso!!!. Nooo. Seguramente pagué 3 lucas para venir a taparme los ojos. Pero, insisto, depende de la compañía.

Bueno, para no decir que fui sólo, les cuento que el jueves pasado me infiltré al estreno de la última película de Martin Scorsese, Los Infiltrados (The Departed, 2006), y de seguro nadie me vio.



Al saber que la nueva película de Martín Scorsese era un remake de una producción honkonesa llamada Infernal Affairs (Mou Gaan Dou, 2002) me aseguré de verla, para hacer un mejor juicio de la del director neyorquino. El resultado es un impecable thriller policial con cincuenta minutos menos de duración, ahorrados en un montaje inteligente, que le da velocidad a una cinta que la necesita para ser efectiva. Lo que no injustifica la puesta en escena de Infiltrados porque, como lo sabrá quien halla visto la mayoría de los trabajos de su director, generalmente se vale de más de 120 minutos para contar una historia de su estilo, marcado por abundar en diálogos inteligentes y escenas crudas y violentas. Lo que Scorsese siempre nos trata de mostrar es algo cool, resultado de la mezcla de balaceras y buenas interpretaciones, dentro de un contexto de violencia salvaje.

Desde unas Calles Peligrosas, este Toro Salvaje ítalo-americano se ha subido con un Taxi Driver para arribar a un Casino, donde ha descubierto la historia de un Aviador, quien llevaba su Vida al Límite, sin pensar en la hermosa Edad de la Inocencia que hubiera vivido si hubiese pertenecido a los Buenos Muchachos, fuera de las Pandillas de New York, New York que tanto lo corrompieron, y que le hicieron hasta plantear La Ultima Tentación de Cristo. Es la hora de reconocer y elogiar su trabajo de cuatro décadas para que no siga perteneciendo al grupo de los infiltrados talentosos que pasan sin pena ni gloria a lo hora de los premios.



Su nueva obra, un remake copiado casi al pie de la letra de una película oriental, es lejos su mejor trabajo desde Godfellas, y eso se debe a que ocupa una narrativa muy similar a ésta. La historia del mafioso más poderoso del hampa de Boston, el mafioso Frank Costello (Jack Nicholson), se alterna dinámicamente con la vida de sus apadrinados Colin Sullivan (Matt Damon) y Bill Costigan (Leonardo Di Caprio). Uno que juega para su lado (Damon, infiltrado en la policía) y el otro que se lo jode hasta más no poder (Di Caprio, policía infiltrado en su bando). A este trío, aportan presencia el jefe del departamento de policía (un querido Martín Sheen) y la mano derecha y dura de Costello, Mr. French (Ray Winstone).

Así, durante las dos horas y media de metraje, los focos de atención se entrecruzan, para formar al final un solo camino, y por consiguiente, el desenlace.
Debo decir que esto último está mejor llevado en la versión original, por el sólo hecho de que el personaje interpretado por Mark Wahlberg (el desagradable oficial Dignam) en la versión oriental pasa sin pena ni gloria. O sea, no entra a jugar esa especie de juego de exterminación que acaba con la vida de la mayoría de los personajes. Asuntos Infernales da un toque más intelectual para explicar las causales de quienes son los que sobreviven en este ambiente de perdición y anonimato y quienes no.


Las primeras líneas del filme oriental aluden al dios Buda: “Aquél que en el infierno continuo se encuentre, nunca muere. Es la longevidad, realmente, la penuria del infierno continuo”; y las últimas, partes de un texto budista, son: Nirvana Sutra, verso 19: “El peor de los ocho infiernos se llama infierno continuo, porque es de continuo sufrimiento. Por eso el nombre.”
Estos dos textos resumen lo que proponen ambos filmes. Los dos pares de infiltrados (Colin Sullivan y Bill Costigan; Lau Kin Ming y Chan Wing Yan, respectivamente) viven en este supuesto infierno continuo, muertos en nombre, pero condenados a vivir.

Pero, a diferencia de su progenitora, Los Infiltrados no realza esta premisa. Pudiéndolo hacer perfectamente, se concentra mucho más en darle cámara a sus rostros famosos (que por cierto lo hacen muy bien) y en ensalzar la cinta con hondas cucharadas de sangre.

Lo que trato de decir es que así como Scorsese profundizó a fondo sobre los problemas de un ex veterano de la guerra de Vietnam, en Taxi Driver, o como delató el tráfico de influencias entre los importantes personeros de la mafia en Nueva York, en Buenos Muchachos, en Los Infiltrados no lo plantea, o si lo hace, es muy por debajo de la manga. El único que podría denotar esto es el personaje de Di Caprio, quien toma pastillas y visita a una psicóloga para liberar esa doble personalidad que lo aqueja. Pero sólo por momentos. Ya cuando tiene por las manos a Sullivan, su rostro no le pesa tanto como antes.


Pero, porque se trata de uno de mis directores favoritos, opacaré cualquier otra distinción y comparación con su homóloga oriental. Es más. El estilo de Scorsese, junto con la estupenda primera participación con él de Jack Nicholson, y una banda sonora de lujo (que pueden escuchar en la radio blog ubicada a su derecha) hacen de la película una de las mejores del año. Sino la mejor, la con mejor firma de autor. Un autor que, infiltrado o no en el sistema hollywoodense, sabrá algún día (siendo que no le quedan muchos para derrochar) valerse de una identidad conocida, y reconocida, alejada de cualquier mediocre grupo de directores de cine deportados y encasillados.



Aquí una sorpresa que subí a YouTube.
La dinámica introducción de Infernal Affairs. Sory por no tener subtítulos.




PD: Ojo que este es elmalo de la versión original....este chino feo ni le llega a los talones a Nicholson

3 comments:

Andrée-Liz said...

La ví.

Muchísimo mejor que Gangs of New York y El Aviador... pero aún me hace falta el Scorsese de antes. El de Casino, por ejemplo.

Encontré que tenía falencias en cuanto a escenas de más y el final demasiado forzado.

Espero otra de Scorsese que me guste totalmente, independiente que se merece el Oscar por todas las otras donde nunca lo obtuvo. Sabías que perdió el Oscar a Mejor Película con Toro Salvaje frente a Ordinary People de Robert Redford?

Chemical Blogger said...

q lata q toro salvaje haya perdido el oscar. Fue la gran carta de Scorsese en los 70....igual la de Redford no la he visto...me la recomiendas, Andrée-Liz'??

saludos

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Interesting article, added his blog to Favorites