Friday, May 05, 2006

Porotos con Spaghetti


El kiltro callejero no tiene propósito: vaga por la urbe buscando una que otra riña. El Kiltro de Ernesto Díaz Espinosa es también un poco errático: juega y corre por caminos que rara vez le competen. Un conflicto entre clanes familiares poco creíble y dialectos orientales que sólo evocan el fanatismo de un director plenamente conocedor del cine asiático. Sin duda los paisajes estáticos proyectados en los días de reflexión en el desierto se ríen de esa ridícula pero fascinante fotografía del cine oriental de los 80-90.
A pesar de las falencias de la primera película de artes marciales chilena, se nota un aprecio por un trabajo técnicamente muy bien realizado, que denota gusto y ganas para filmar escenas de acción, donde los combos y las patadas son un festín digno de llamarse Fist of Kiltro (citando a Fist of Fury de Bruce Lee).
Y el aderezo de esta ensalada de reminiscencias es la música del Genio Morricone. En Kiltro hay una cita clave al cine western; una evocación al sonido magistral del italiano autor de las clásicas melodías que ensalzaron a los vaqueros "de spaghetti". Es el soundtrack el que hace digerible las aventuras del musculoso y testarudo Zamir (Marko Zaror).
En resumen, Kiltro es cine de género pero mal zurcido.

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