Por fin

Se Arrienda no es Mala Onda, es Otra Onda. Pertenece a una nueva oleada de películas chilenas dirigidas por cineastas criollos que se atreven a indagar en temas nuevos, en dar nuevas perspectivas de la vida y en crear personajes originales, que distan mucho de sus predecesores, preocupados solamente en mostrar la marginalidad de la sociedad chilena (perteneciendo a este grupo películas como Mala Leche, Azul y Blanco, Taxi para Tres, entre otras). Se Arrienda de Alberto Fuguet, La Sagrada Familia de Sebastián Campos, En la Cama de Matias Bize y Play de Alicia Scherson constituyen la nueva onda que tanto esperaba el público de este país; no más poblaciones callampa y garabatos al por mayor. Espero que el llamado Fondart tenga más consideración a futuro y seleccione proyectos que valgan la pena.
Bueno, pero este blog está dirigido a otra cosa.

Se Arrienda es un filme sencillo, preciso y que emociona. Es una película de maduración, de crecer y de ingresar de alguna manera a la sociedad actual. Podría resumir el argumento de Se Arrienda en la siguiente frase: "si no vas a venderte al sistema, al menos trata de arrendarte", y eso es lo que Gastón Fernandez hace (de una manera muy literal por supuesto, un juego de palabras).

Se Arrienda nos muestra los pros y contras de la vida de un artista y qué es lo que pasa cuando se vive en una burbuja destinada en su totalidad al arte. Cruz Coke impecable en su rol de músico perteneciente a juventudes idealistas, que se niega a penetrar sistema.
Como Fuguet mismo lo dijo: "todos hemos pasado por una época de nuestras vidas en que la frustración llama a nuestra puerta, y mi película habla principalmente de eso". Y ¿qué solución tenemos ante dicha sensación? Seguir con la vida, venderse o arrendarse. El arte y la plata no irán de la mano, pero pueden conciliarse de alguna manera.

La música es fenomenal. Por fin una producción chilena tiene una verdadero soundtrack, al nivel de grandes películas norteamericanas.

Y, por último, pongo en la mesa la asombrosa analogía llamada Hormigas Asesinas, que está inserta cuidadosamente durante el metraje de la cinta. Es una escapada de la historia central, pero que a la vez tiene el hilo conductor de la película en general. El blanco y negro le da un toque especial.

Hago un último apartado para citar dos sutilesas de Se Arrienda (dedicado a un amigo): el aporte a fundación Las Rosas durante la escena de la farmacia y la detallada fotografía de un Santiago jamás antes proyectado por un cineasta chileno.

Concluyendo, Fuguet le apuntó a un público hambriento del buen cine.